Conectar con la naturaleza es una forma de vida. Una terapia sanadora que nos permite reencontrarnos con nuestra esencia. Porque somos seres naturales apartados de su equilibrio ancestral.
Piensa que, genéticamente llevamos siglos sin vivir entre tanto entorno artificial: cemento, polución, luces artificiales, ruidos machacones. No nosotros, claro. Pero si, quizá, nuestros padres. Y seguro, nuestros abuelos y bisabuelos. Y así, hacia atrás.

